Durante los 5 primeros años de vida, el cerebro es como una ventana de oportunidades por tanto, el entorno social y cultural así como la adecuada estimulación resultan de gran importancia y es en este periodo en el que los niños son sensibles a destrezas básicas y experiencias de socialización.
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Para asegurar la calidad educativa preescolar deben estar presentes tres dimensiones: seguridad y protección básica, ambiente afectivo positivo que ayude a construir su autoestima y relaciones positivas con sus padres y adultos que le rodean con el fin de sentirse importantes, confiados y alegres y la oportunidad de tener experiencias propias de aprendizaje donde se estimule la comunicación, creatividad, el arte y el juego permitiendo desarrollar diversas posibilidades, estimulando y desarrollando habilidades cognitivas, destrezas sociales y habilidades motoras.
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De esta manera, los niños reciben influencia de los diversos ambientes en los que les corresponde vivir.
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